15 de julio de 2010

por tierras francesas


Como cada día estoy escribiendo estas líneas al final de la jornada, tumbado agustito dentro de mi tienda. He cenado, como cada noche también, cosillas que compro por el camino y que preparo con los utensilios de acampada.
Estoy en un pequeño bosque con un lago, perdido en medio de kilómetros cuadrados de viñas, en una zona preciosa al norte de Burdeos. Aqui no hay Wifi, asi que este mensaje trataré de enviarlo mañana...
Pero veamos cómo he llegado aquí... Esta mañana, tal y como me temía anoche, amanecí (es un decir, me levanté casi a las 10...) con toda la ropa empapada. La había tendido después de lavarla, y llevaba lloviendo sin parar desde la noche, y para colmo de males, como soy tan desastre, saqué los pies de madrugada porque tenía calor, y me empapé la parte inferior del saco... Os podéis imaginar la situación, empaquetando esta mañana todo eso en la moto, y sin parar de llover...
En fin, suerte que hoy me levanté con renovadas energías, y un buen humor a prueba de diluvios que me ha acompañado todo el día. Atrás dejo ya (espero) el desánimo que me invadía en los primeros momentos del viaje. Además, no os podéis imaginar lo poco que tardan en secarse unos calzoncillos colgados de un retrovisor a 120 km/h...
Comencé la etapa visitando el casco antiguo de Hondarribia. Me gustó mucho la ciudadela amurallada. De allí crucé la frontera invisible con Francia ("¿donde estaba la frontera, ya he cruzado?"). Mis primeras impresiones en suelo galo han sido: "que verde está todo, que casas tan bonitas... joder que rectas tan largas tiene esta carretera, hay que ver que plana y que grande es esta parte Francia, coño..."
La sorpresa del día ha sido Burdeos. Es una ciudad realmente espectacular. Edificios históricos, un gran río, tranvía y bicicletas por todos lados... Me ha gustado muchísimo.
Allí he tenido el primer incidente del viaje (y espero que el último)... girado a la derecha en una calle del centro me confundí y me metí en el carril del tranvía... Todo iba bien ("¿será normal pisar estos railes?, se me va un poco la moto...") hasta que ví aparecer el tranvía ("cuchi que tranvía tan guapo... pero... ¿no viene de frente el cabrón?"). Dándome cuenta de mi error me incorporo rápidamente al carril de mi derecha, notando un ligero toque en la maleta de ese lado... había aparecido de la nada (prometo que miré por si venían coches) un rastafari montado en un vespino amarillo, deduje que sin frenos. Dada la diferencia de pesos de ambos vehículos, fué como si le hubiera envestido montado en un rinoceronte, y el en un avestruz... Tras el roce, en un alarde de equilibrio y poliglotismo, fué recuperando el control arrastrando las alpargatas por el suelo, y al mismo tiempo, insultándome en varios idiomas reconocibles. Como no escuché ningún "¡cabrón!" o "¡joputa!", deduje que no había visto la bandera española que cuelga de la otra maleta (en honor a nuestra selección). Afortunadamente todo quedo en un susto (para el pobre primo de Bob Marley, porque yo ni me moví...), y en un calentón a sus alpargatas, que demostraron mayor rendimiento que los modernos y sofisticados controles de estabilidad ESP...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ya te vale... pobre peluo...

Ian.

Anónimo dijo...

tenias que haberte llevado mi "libro de insultos en todos los idiomas"..en lugar de mi libro de frases para ligar...ais
un bon voyage.
isabella.

Tu primo dijo...

Primo, tio... Pronto empezamos a gastar vales de suerte, no?

Cuidate mucho, un abrazo.

Anónimo dijo...

luego estuviste charlando con el, sobre su innovador sistema de ESP o decidiste que era mejor no perder tiempo y averiguar de donde venia el tranvia....?

Chema

Publicar un comentario

No olvides poner tu nombre al final del texto...