12 de agosto de 2010

de como voy yo...


Ya comenté como va la moto, sus pequeños achaques y el desgaste que va sufriendo... ¿pero que pasa conmigo?
He recorrido 8456 km desde que salí, atravesando 8 países. Salvo unos días en casa de Ian, y un par de noches en hostales, cada noche duermo en un colchón inflable en la tienda de campaña. Paso un mínimo de cuatro o cinco horas al día en la moto, llegando a más de diez en alguna ocasión (como el día que visité Viena).
Pues no tengo dolor de espalda, ni sobrecarga en los brazos o el cuello (ni me duele el culo...). Supongo que los 2000 km de bici previos al viaje me curtieron bastante.
Por otro lado mi estómago, siempre un poco delicado y sensible a cualquier cosa en mal estado, está demostrando una resistencia a prueba de bombas. Ni recuerdo la cantidad de kebabs, pizzas para llevar, perritos calientes y hamburguesas que me he tragado. En Amsterdam me prepararon un kebab cuya carne me estaba esperando allí desde que comencé el viaje... He comido suficiente picante (cuanto menos fresca es la carne más le echan) como para tener una antorcha encendida toda la noche... Durante los últimos cinco días (sin dinero), principalmente he comido sandwiches fríos, patatas fritas de bolsa y galletas, todo comprado en gasolineras (casi el único sitio donde podía pagar con la visa), además de un paquete de jamón cocido, otro de queso y unas rebanadas de pan que llevaban tres países en la moto. Y he rellenado la cantimplora algunas veces en el río (algo más normal, pero que te puede sentar mal).
A pesar de todo, no he tenido más problema que un par de digestiones pesadas, de esas que con una siestecita bajo un olivo se pasan volando.
Pero lo más sorprendente es que no me haya resfriado (perfectamente podría haber cogido una pulmonía)... porque he estado días completos empapado bajo la lluvia, tiritando de frío, para luego dormir en una tienda con goteras! Y de ahí he pasado, en cuestión de horas, a un calor sofocante que te fusiona las botas y los guantes al cuerpo, y la moto (a punto de arder) te quema como una patata caliente...
Cada mañana me levanto lleno de energía (eso sí, nunca antes de las 9:00...), paso el día activo sin parar (salvo alguna pausa para digerir un potingue), y duermo (machacado tras la jornada) como un bebé.
Supongo que mi cuerpo sabe que si me pongo malo por ahí no estará mi madre para cuidarme (lo único que quiero en esas ocasiones), así que estará aguantando hasta que llegue a casa (y tendré que pasar una semana en la cama...).

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