2 de agosto de 2010

Into the Wild






Quienes halláis visto la película Into the Wild (muy buena, dirigida por Sean Penn), si recordáis cuando el protagonista se fue a vivir perdido en la naturaleza, en Alaska, os podéis hacer una idea bastante aproximada de cómo estamos viviendo, y lo que estamos viendo (un paisaje muy similar) durante éstos días.
Recorremos el Suecia hacia el norte, bordeando la costa este, con destino a Estocolmo.
Si observamos la imagen del satélite (parezco el hombre del tiempo), podemos apreciar que se trata de una gran extensión de bosque, totalmente inundada de lagos, con pocas poblaciones.



Rodamos por estrechas carreteras flanqueadas a ambos lados por altas hileras de árboles, a través de los cuales se puede ver, cada pocos kilómetros, el brillo del agua de un lago, o un río manso y caudaloso. Nos aprovisionamos en las poblaciones por las que vamos pasando (tenemos que colgar de la moto las bolsas de la comida, pues no nos cabe ni un alfiler en las maletas), y nos perdemos por pistas forestales en el bosque, buscando siempre la proximidad de un lago.
En ocasiones rodamos campo a través buscando un lugar perdido. La otra tarde lo hacíamos persiguiendo a unos ciervos que vimos alejarse corriendo. En un momento dado Ian empezó a gritarme que la moto echaba humo. Paramos y comprobamos que era vapor de agua, de la humedad de la hierba, tan alta que cubría totalmente el motor, y al contacto con éste se evaporaba al instante. Al pisar el suelo comprobamos que estaba totalmente encharcado, que casi se hundían nuestras botas. Pero la moto rodaba libre, salvaje.
En Suecia es derecho de toda persona acampar donde quiera, siempre que no pase más de una noche en el mismo lugar. Me parece una ley genial, perdidos en el campo dormimos mejor que en cualquier camping. Solemos plantar la tienda de campaña en zonas de mullida hierba (cualquier parte del suelo), junto a algún lago.
Para lavarnos utilizamos una técnica, ya bastante depurada, que consiste en lo siguiente: nos lanzamos (en pelotas) de un salto al agua del lago (si te lo piensas, o intentas meterte poco a poco, no lo haces). Salimos de un salto casi tal rápido como el de caída (pues el agua está helada). Nos enjabonamos fuera del agua, pelados de frío (los espasmos del cuerpo al tiritar ayudan a generar mayor espuma con el jabón...). Y finalmente nos volvemos a lanzar al agua para aclararnos, esta vez gritando y secretamente arrepentidos de ser tan limpitos, y no haber aguantado el churre un par de días...
Por la noche cenamos junto a la tienda, exhaustos por la actividad del día. Lo hacemos en silencio, con la mirada perdida en el agua, pues nuestra mente está saturada de imágenes nuevas, increíbles. De los sonidos de la naturaleza, del motor de la moto, de nuestras risas...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Joaquin! Soy María...
Q bonito tiene que ser todo!!!!!q envidia!!!!
tanto las fotos como los videos son chulisimos...
Por cierto mañana llegaré a Berlín por la noche...por fin!!!en principio si todo va como lo esperado,pasaré x praga los dias 9 y 10 y por viena 11 y 12...haber si coincidimos en algun sitio...y sino de todos modos...pásalo muy bien y disfruta del viaje!!!

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