miedos

El camino que recorro es, en ocasiones, difícil.
Y no se trata de una dificultad externa que el entorno me impone y debo superar. Se trata de barreras que, sin saberlo, están dentro de mí. Limitaciones que yo mismo me creo, y que me hacen pensar que no soy capaz de hacer algo.
Hasta que lo hago.
Hasta que descubro que soy capaz de viajar solo. De dormir solo perdido en el bosque. De saltar a un lago de agua helada, y vencer el miedo al frío, al fondo oscuro del agua.
Hasta que descubro que soy capaz de guardar el teléfono y no hacer esa llamada que tanto deseo, pero que sólo me causará más pesar, pues no cambiará nada.
Estas barreras son las que realmente me hacen más difícil el camino.
Pero un camino fácil no te aporta nada, no te enseña nada. Y no es eso lo que esperaba cuando emprendí esta aventura.
Así que aquí estoy, sentado en la popa de un barco que me lleva de Dinamarca a Alemania, mirando la estela de espuma que deja tras de sí. Respiro profundamente y pieso... "no tengo miedo".