9 de agosto de 2010

el muro de Berlín

Berlín es una ciudad que me ha gustado, pero no especialmente. Es muy limpia y ordenada (como casi toda Alemania), con edificios imponenes (tanto los históricos como los modernos), tranvía electrico (para mí eso siempre aumenta el encanto de una ciudad), un gran río... pero me ha parecido algo insulsa y fría.
El momento especial de la visita ha sido aparcar la moto junto al Muro de Berlín, tras recorrer gran parte, despacito (con los consiguientes pitidos de los coches que circulaban detrás), observando los grafitis que lo adornan. Me introduje por uno de los boquetes originales que la gente abrió a martillazos hace poco más de veinte años, entre dos torres de vigilancia. En esa zona, la parte interna (este) se mantiene intacta, con el foso y la alambrada originales... escalofriante!
Circulando por Europa como yo lo hago ahora, con total libertad y sin barreras, piensas en la situación durante la segunda guerra mundial, y lo que ha cambiado en tan poco tiempo... y te parece, cuando menos, increíble. Tras la caída del nacismo Rusia se hizo con el control del este de Alemania, mientras que los aliados (EEUU principalmente) controlaron la parte occidental, llegando al extremo, con el comienzo de la Guerra Fría, de dividir la ciudad con un muro, separando un pueblo... y partiendo por la mitad no sólo calles y edificios, sino también a miles de familias.
Durante las primeras dos semanas del viaje estuve terminando el último libro de Julia Navarro, "Dime quién soy" (en formato electrónico claro, cualquiera transporta en la moto ese libraco, junto con el que leo ahora, "El Asedio" de Pérez Reberte). La última parte de la historia se desarrolla precísamente junto al muro. Allí de pie, con las manos apoyadas sobre la fría pared, no me costaba imaginar a las personas, que según narra el libro, trataban de escapar de la zona este a través de las alcantarillas. Y que alguno de esos pasadizos, también vigilados por los soldados, podía circular bajo mis pies...
Sentí como si haber llegado hasta allí, viviendo cada metro del recorrido, me ayudase a comprender esa etapa de nuestra historia reciente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues yo tengo muchas ganas de conocer Berlín...
Guardamé los folletos.
Un abrazo
Alonsete

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